El vídeo tiene unas
ventajas innegables a la hora de vender un producto o servicio. Es más
ameno y fácil de asimilar, muchas veces, que un texto, debido a que la
educación como navegantes de muchos de los usuarios de Internet pasa
precisamente por el mundo audiovisual. Es una opción elegida por muchas
empresas para mostrar los productos de su tienda online, por ejemplo, y es que, además, se estima que ofrece mejores resultados a la hora de aparecer en las búsquedas de Google.
Como cualquier otra herramienta de márketing
también tiene sus aspectos negativos, o quizás menos efectivos, que
debemos saber cómo evitar. Por ejemplo, tenemos que intentar que
nuestros vídeos no sean demasiado largos. Si un anuncio
televisivo tradicional no debería, por norma general, superar el minuto
de duración, en Internet debemos seguir unas pautas similares. La
duración puede extenderse más, claro está, si hablamos de un tutorial o
la review de un producto, pero evitando caer en la repetición y la
monotonía.
Es importante, igual que hacemos cuando escribimos un texto, que usemos un lenguaje ameno y fácil de entender por cualquier visitante. Las normas de redacción publicitaria
también tienen que estar muy presentes cuando redactemos el guión de un
vídeo: intentar motivar al usuario a la acción, vincularlo de manera
emocional (en busca del famoso y eficaz engagement), utilizar palabras clave
(evidentemente también a la hora de describir el vídeo), serán aspectos
fundamentales. Debemos ser honestos y aportar información útil y veraz
en todo momento. Si utilizamos correctamente todas las opciones y
posibilidades del videomárketing, tendremos con nosotros un terreno
fértil y muy poderoso en el que construir.
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